El cuidado de la salud y el bienestar puede alcanzarse mediante la práctica constante de hábitos diarios, según expertos en entrenamiento y alto rendimiento. Dan Lawrence, fundador de Perform365 y especialista en rendimiento físico, señala que la transformación sostenida no depende de cambios radicales, sino de pequeñas acciones que se convierten en compromisos diarios inquebrantables, denominados “no negociables”.
Lawrence afirma que esta metodología ayuda a conservar la constancia, incluso en situaciones de tensión o desmotivación, y produce efectos concretos en apenas 90 días. La implementación de estas rutinas no solo favorece el estado físico, sino que también incrementa la energía, la atención y la habilidad para alcanzar metas desafiantes.
El valor de las rutinas cotidianas
Las rutinas diarias son cruciales para lograr cambios permanentes en la salud y el rendimiento. Lawrence menciona que los esfuerzos de cambio radical a menudo fallan debido a la falta de sostenibilidad, mientras que las acciones consistentes producen beneficios acumulativos a lo largo del tiempo. El concepto principal de los «no negociables» es comprometerse con actividades concretas que se realizan sin excepciones, reduciendo la fatiga de la toma de decisiones y fortaleciendo la disciplina personal.
Adoptar costumbres que sean manejables y se ajusten a la rutina diaria ayuda a conservar la constancia, incluso cuando se enfrentan horarios impredecibles o momentos de alta presión. De acuerdo con Lawrence, la disciplina desarrollada a través de estos principios tiene un impacto positivo en diversas áreas de la vida, mejorando la capacidad para lograr objetivos desafiantes.
Cinco hábitos esenciales para la salud diaria
1. Incrementar el movimiento diario
Lawrence recomienda aumentar la actividad física mediante la NEAT, o termogénesis por actividad sin ejercicio, que incluye todos los movimientos fuera del entrenamiento formal. Caminar hasta tiendas, utilizar las escaleras, realizar tareas domésticas o cargar objetos son ejemplos de NEAT.
El movimiento constante no solo mejora la salud cardiovascular, sino que también incrementa el gasto calórico diario sin generar estrés adicional. Mantener un NEAT elevado favorece la pérdida de grasa y la estabilidad del peso corporal a largo plazo.
2. Realizar ejercicio de forma habitual
El experto destaca la relevancia de mantener una práctica de ejercicio diaria, que puede abarcar correr, asistir al gimnasio, realizar ejercicios en casa o participar en clases guiadas. Durante los días de descanso, se recomiendan actividades de movilidad ligera para cuidar la salud de las articulaciones y evitar lesiones.
“La integración de actividad física y movilidad resguarda al cuerpo y mejora el rendimiento físico”, afirma Lawrence. Esta armonía garantiza una práctica continua y segura a lo largo del tiempo.
3. Mantener una adecuada hidratación
Consumir al menos dos litros de agua al día es otro hábito clave. La hidratación favorece la concentración, la recuperación muscular y el rendimiento general. La deshidratación, incluso en un 2% del peso corporal, puede afectar significativamente tanto el desempeño físico como la función cognitiva.
4. Reducir el consumo de bebidas alcohólicas
Lawrence recomienda un enfoque consciente hacia el consumo de alcohol. La moderación, en lugar de la eliminación total, contribuye a mejorar el sueño, equilibrar hormonas, favorecer la recuperación y aumentar los niveles de energía. Sustituir bebidas alcohólicas por opciones más ligeras es un ejemplo práctico de este principio.
5. Asegurar un consumo suficiente de proteínas
La ingesta diaria de proteínas es fundamental para la reparación muscular y el control del apetito. Lawrence aconseja un mínimo de 125 gramos diarios, o dos gramos por kilogramo de peso corporal para quienes buscan aumentar masa muscular. Este hábito respalda el rendimiento físico, la pérdida de grasa y el envejecimiento saludable, al contribuir al crecimiento y mantenimiento de los tejidos.
Integración progresiva y resultados duraderos
El experto recomienda implementar los hábitos de forma progresiva, comenzando con uno o dos e incorporando el resto de manera gradual. Tras 90 días de práctica constante, los individuos pueden experimentar mejoras en fuerza, movilidad, composición corporal, niveles de energía y bienestar general.
Para consolidar los “no negociables”, Lawrence sugiere definir un objetivo principal, establecer acciones diarias concretas y registrar el progreso de manera sencilla. La mejora diaria, incluso mínima, se acumula con el tiempo, generando transformaciones significativas en la salud y el estilo de vida.
Adoptar estos hábitos no solo fortalece el cuerpo, sino que también promueve la disciplina, la constancia y la capacidad de alcanzar metas ambiciosas de manera sostenible, consolidando un estilo de vida más saludable y equilibrado.