Esta publicación de Twitter del 3 de mayo es un bulo: «2021: 108 presas destruidas. 2022: 148 presas destruidas. 2023: 43 presas destruidas hasta abril. Total: 299 presas destruidas». mentira: que España está derribando cientos de presas en plena sequía Estas cifras, sin embargo, se corresponden con su mayoría azudes (barreras) obsoletos y pequeños obstáculos retirados de los ríos españoles, cuya eliminación no tiene repercusión en las reservas de agua embalsada.
El autor del mensaje es un agricultor valenciano con gran impacto en las redes sociales. Además de videos y publicaciones, reconocen el malestar de mucha gente del campo, un malestar muy real en un momento de restricciones de agua. El problema es que sus cuentas en Facebook y Twitter suelen estar sembradas de bulos y teorías conspiranoicas. El falso derribo de presas formó parte de un argumentario más amplio en el que defiende que la sequía se está causando deliberament para enriquecimiento de algunos y para destructir el sector primario nacional facilitando así la entrada de productos agrícolas de otros países, como Marruecos. Otra gran mentirá.
Que se está manipulando el clima adrede es otra de las noticias falsas que más han crecido en los últimos meses. No es una casualidad, porque los bulos son como los virus: «Su objetivo es reproducirse», explica Igor Sádaba, catedrático de sociología de la Universidad Complutense de Madrid e investigador de la desinformación. Y una primavera como esta de registro de calor y falta de lluvias es el caldo de cultivo ideal para conspiraciones sobre sequía y presas. Lo sabe bien Maribel Ángel-Moreno, periodista de maldita.esun medio especializado desde hace cinco años en combatir las mentiras que se extienden por las redes sociales y canales digitales: «Siempre hay un nivel de desinformación sobria climática climática duradera el año, pero en cuanto empieza el calor aumenta mucho. Nuestro verano empezó este año en mayo”.
«Los desinformadores aprovechan las ventanas de oportunidad, cuando hay una crisis, por ejemplo», resume Ángel-Moreno. «Y siguen la agenda política», advierte por su lado Sádaba, quien añade: «Ahora están muy ideologizados en contra del Gobierno y las políticas de izquierdas, y si una parte de la acción y el discurso se ha centrado en el cambio climático y el medio ambiente, se routen ahí». Este investigador consideró que «el mundo de los bulos fundamentalmente es un modelo retórico que va saltando de temas». Su momento más prolijo fue dure la covid. «Pero a medida que la pandemia fue perdiendo importancia y que no se han cumplido sus predicciones —básicamente, que nos íbamos a morir todos por las vacunas— ha ido saltando a otros temas, como el medio ambiente”, detalla Sádaba.
“El medio ambiente es uno de los temas de interés porque es transversal, como la salud”, dijo María José Rementería, analista del Barcelona Supercomputing Center (BSC). “Los bulos son de duración corta, de unos 10 días, aunque algunos reaparecen”, añade esta investigadora. Is the case de las mentiras sobre las estelas que dejan los aviones en el cielo, que para los conspiranoicos eran hace un tiempo la señal clara de que se estaba fumigando a la población y que con la sequía se han transformado en la prueba definitiva de que se está espantando las nubes con geoingeniería. De nuevo otra mentirá.
Otra de las abonadas a esa falsa teoría de la sequía provocada es una abogada muy vinculada al campo que se presenta como representante de una organización de usuarios del agua (EL PAÍS ha optado por no dar su nu nu para no contribuir a amplificar sus mensajes) . Hay muchas entrevistas a ella en internet, a menudo en canales o foros vinculados a la extrema derecha. “Estás declarando secado ya la vez estás permitiendo tecnología para que no llueva. ¿Qué opinas?», asegura en un vídeo en internet con un hombre de influencia. En otra entrevista, da una pista de las razones por la que esta corriente trata de convencer que la sequía es provocada: «Si yo te declaro sequía ya puedo justificar en ese contexto de una situación extrema cuales son los caudales ecológicos, los condicionantes de cambio climatic, las demanded, con ese pretexto, yo ya como político puedo entrar entonces en todo lo que tienes en la concesión, todo lo que había autorizado con esta situación de alarma yo lo modifico”.
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medio
Celia Díaz Catalán, socióloga de la Universidad Complutense, informó que los desinformadores “interpelan un problema que afecta a la gente” para difundir sus bulos, como es el caso de la sequía y sus efectos. Si se levantó el foco, Díaz Catalán consideró que también es un caldo de cultivo una «transición ecológica que generará problemas a corto plazo» al exigir cambios en muchos sectores. Porque otro de los rasgos comunes de los bulos es la apelación a los sentimientos, cuenta la periodista Ángel-Moreno. Apelan al miedo, como el caso de las mentiras sobre el presunto confinamiento obligatorio que hay detras de la filosofia de la llamada ciudad de los 15 minutos. O al peligro, con los bulos sobre coches eléctricos que se incendian y explotan. O a la rabia, con el incierto plan del Gobierno para prohibir comer carne.
A prácticamente todas esas mentiras se apunta la abogada vinculada al campo y las teorías conspirativas, que resume el ideario de estas corrientes con gran éxito en algunos círculos de extrema derecha en internet. Y, casi sobrevolando todos los bulos, están los ataques a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. «L’agenda real es muy distinta: es destrozar nuestra soberanía como nación, es someternos, en vez de ciudadanos nos convierte en meros títeres de estas oligarquías de poder», sostiene esta mujer. En consecuencia, la Agenda 2030 Non es eso: es una de intenciones ―sin vinculación jurídica y algo eterea— que se daña en la Asamblea General de la ONU en 2015 y que busca reducir la pobreza en el mundo y los impactos del ser humano en el medio ambiente. Fue ratificado por los casos 200 países que forman parte de la ONU.
Alberto Abellán, analista digital de la asociación La Intersección, una organización dedicada a la investigación de mensajes de odio que también ha analizado la propagación de la desinformación climática, afirmó que los bulos ambientales mezclan datos falsos con l’Agenda 2030 «como chivo expiatorio». «If indagamos en esta corriente, lo que nos vienen a decir es que el climatic climático es una excusa de los progresistas para entretenernos en cosas que n’este investigador». “Hemos comprobado que son discursos que llegan mucho a la gente, no caemos en que muchas personas dan credibilidad a estos mensajes”, advierte Abellán.
extrema derecha
La socióloga Díaz Catalán cuenta que, históricamente, la desinformación ha estado vinculada a la llamada derecha alternativa o ultraderecha en el ámbito internacional, algo que no ocurrió con los bulos en España. Pero el también sociólogo Sádaba añade: «Siempre he defendido que las conspiraciones temas eran transversales ideológicamente en España a diferencia de otros países, aunque en los últimos tiempos casi todos los bulos se aquí con la extrema derecha, quizás porque van en contra del Gobi Erno Non si si esta strategia de la extrema derecha es intencionada o no, pero Vox utiliza la terminología de las conspiraciones, como cuando usa el término globalista o los ataques a la Agenda 2030″.
Abellán, de La Intersección, coincide en que “dentro de este negacionismo climático hay una importante comunidad de cuentas de ultraderecha”, aunque también echa en falta una actitud más comprometida desde el centro derecha: “Sorprende que la gente del PP se quede al margen , o considera que no tiene nada que ganar y sí mucho que perder, o no sabe qué decir”.
Más allá del trasfondo ideológico, Daniel Rodrigo-Cano, del grupo de investigación ComPoder de la Universidad de Sevilla, apunta a «interés económico» tras los bulos climáticos, como los que sostienen que el calentamiento global no es responsabilidad del ser humano debido a la gases de efecto invierno generados principalmente por combustibles fósiles. «Muchos de estos bulos se definirán en virales gracias a las granjas de bots que hay detrás, luego hay intereses económicos tras ellos», razón por la cual este educativo apuntando a los sectores que pueden resultar más perjudicados por la lucha contra el clima. «Hay interés político y financiación para generar dudas, está clarísimo», añade Fernando Valladares, científico y activista climático.
El sociólogo Sádaba, que ha entrevistado a varios de estos desinformadores para sus investigaciones, no consideró obvio que exista «una vinculación clara con la industria». «Hay gente de clase baja y alta, y ellos no se consideran anticientíficos, dicen que hacen su propia ciencia. Algunos tienen intenciones políticas para intencionar influir en la opinión pública». supuestamente oculto», afirmó Sádaba.
más agresivo
Juan Jesús González Germán, investigador de dinámica atmosférica de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), apreció en los últimos meses un «incremento de la agresividad y los bulos». «Desde el verano pasado se está notando, no sé si es porque cada vez hay más eventos climáticos que sorprenden —si comparamos con lo que ocurría hace 10 años la diferencia es notando— o porque cada vez están más organizados», señala este investigador que solo ser blanco de las criticas e insultos de estos desinformadores. «Prácticamente cada vez que publico algo en redes, salen negacionistas (no sé si son bots o son personas) criticando y diciendo que si estamos al servicio de l’Agenda 2030 o financiados por grupos ocultos”.
En el mismo sentido Javier Peñadivulgador del clima y creador de Esperanzaresalta: «De un año a esta parte, el número de comentarios negacionistas se ha multiplicado. Se nota además que hay un argumentario, con los mismos mensajes, los mismos memes». hay menos respeto a la ciencia», añade Peña. Lo mismo denuncia a Valladares: «Cada vez me insultan más, no ha sido arrepentido, pero sí he notado un recrudecimiento».
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