Tras una histórica renovación de ocho años, reabre el emblemático Waldorf Astoria en Nueva York

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Nueva York festeja la reapertura del icónico Waldorf Astoria, un hotel que desde su apertura en 1931 ha representado elegancia, innovación y renombre. Luego de ocho años de extensas renovaciones, el destacado edificio de Park Avenue vuelve a abrir sus puertas, preservando elementos históricos como murales y frescos originales, mientras incorpora opulentos interiores diseñados por Pierre-Yves Rochon. La reapertura no solo es un acontecimiento histórico en la hospitalidad de la ciudad, sino que también subraya su relevancia como símbolo cultural y emblema de recuperación después de la Gran Depresión.

Desde que se mudó a su ubicación actual, el Waldorf Astoria ha sido un lugar frecuentado por famosos del jazz, personas de la élite social, presidentes y la realeza, afirmando su prestigio como un modelo de la hotelería lujosa contemporánea. La apertura incluyó un discurso del presidente Herbert Hoover, emitido por radio, que subrayaba al hotel como un símbolo de esperanza y fortaleza tanto para la ciudad como para la nación.

Novedades en la industria hotelera contemporánea

El Waldorf Astoria fue pionero en introducir comodidades que hoy se consideran estándar en hoteles de lujo. Entre estas innovaciones se incluyen el servicio a la habitación, el teléfono en cada habitación y la presencia de chefs de renombre. Su vestíbulo imponente y espacios elegantes se convirtieron en un punto de encuentro para embajadores, diplomáticos y figuras culturales. Esta combinación de lujo y modernidad cimentó la reputación del hotel y sentó un precedente en la industria hotelera estadounidense.

Alta cocina y legado gastronómico

El hotel también jugó un papel crucial en la redefinición de la alta cocina. Fue uno de los primeros lugares en Nueva York donde las mujeres podían cenar solas en público, y sus cocinas albergaron a chefs icónicos, como Oscar Tschirky, conocido como el “Oscar del Waldorf”. Entre sus creaciones más emblemáticas se encuentran los huevos benedictinos, el pastel de terciopelo rojo y la ensalada Waldorf. Hoy, el nuevo restaurante Lex Yard rinde homenaje a estos clásicos culinarios, manteniendo viva la tradición gastronómica del hotel.

Peacock Alley, un paseo histórico de elegancia

El famoso Peacock Alley, un corredor original que conectaba los antiguos hoteles Waldorf y Astoria, ha sido restaurado y decorado con un mural moderno, el reloj original de 1893 y el piano de cola de Cole Porter. Este espacio continúa siendo un lugar emblemático para disfrutar de un cóctel y observar el paso de los huéspedes, conservando su prestigio histórico.

Un camino ferroviario oculto bajo el hotel

El terreno del Waldorf Astoria incluye la histórica Vía 61, una línea de tren oculta bajo el edificio que, en su época, permitía el acceso directo de presidentes y huéspedes de alto perfil al hotel. Aunque ya no está operativa, esta vía forma parte de la leyenda del lugar y da nombre al restaurante Lex Yard, en referencia a la antigua terminal de Lexington Avenue.

Alojamiento oficial de la ONU y responsabilidad social

El Waldorf Astoria jugó un rol crucial en la elección de Nueva York como ubicación para la ONU en 1946, garantizando hospedaje tanto para delegados como para el personal internacional sin distinción de raza, en un periodo en que la segregación racial era común en los Estados Unidos. Este compromiso incrementó su prestigio y reforzó su vínculo con la organización, convirtiéndolo en un símbolo de inclusión y hospitalidad a nivel internacional.

Cuartos amplios y lujo renovado

La remodelación del Waldorf disminuyó la cantidad de habitaciones de 1.400 a 375, incrementando notablemente su tamaño promedio a más de 53 metros cuadrados. Estas medidas colocan las habitaciones entre las más espaciosas de Nueva York, brindando a los huéspedes una experiencia de confort y exclusividad sin igual en la ciudad.

El Waldorf Astoria reafirma así su lugar en la historia de la hostelería mundial, combinando su legado histórico con el lujo contemporáneo y manteniendo su estatus como un símbolo de la cultura, la innovación y la elegancia en Nueva York.